Al final del Angelus de este domingo, el Papa Francisco dijo que este sábado concluyó la Conferencia sobre el clima de París “con la adopción de un acuerdo que muchos definieron histórico” y recordó que el próximo martes iniciará la Conferencia Ministerial de la Organización Internacional del Comercio. A los países participantes instó para que sean tomadas decisiones tengan en cuenta las necesidades de los pobres y de las personas más vulnerables.
El texto completo
Queridos hermanos y hermanas,
La Conferencia del clima ha apenas concluido en París con la adopción de un acuerdo que muchos definieron histórico. Su actuación requerirá un empeño coral y una generosa dedicación por parte de cada uno. Deseando que sea garantizada una particular atención a las poblaciones más vulnerables exhorto a la entera comunidad internacional proseguir con solicitud el camino emprendido en el signo de una solidaridad que se convierta cada vez más concreta.
Martes próximo, 15 de diciembre, en Nairobi iniciará la Conferencia Ministerial de la Organización Internacional del Comercio. Me dirijo a los Países que participarán, de modo que las decisiones que serán tomadas tengan en cuenta las necesidades de los pobres y de las personas más vulnerables, como también de las legítimas aspiraciones de los Países menos desarrollados y del bien común de la entera familia humana.
En todas las catedrales del mundo, están abiertas las Puertas Santas, para que el Jubileo de la Misericordia pueda ser vivido plenamente en las Iglesias particulares. Deseo que este momento fuerte estimule a tantos para hacerse instrumentos de la ternura de Dios. Como expresión de las obras de misericordia, están abiertas también las “Puertas de la Misericordia” en los lugares de dificultad y de marginación. En este sentido, saludo a los detenidos de las cárceles de todo el mundo, especialmente aquellos de la cárcel de Padua, que hoy están unidos a nosotros espiritualmente para este momento de oración, y les agradezco el regalo del concierto.
Saludo a todos ustedes, peregrinos llegados de Roma, de Italia y de tantas partes del mundo. En particular saludo a aquellos procedentes de Varsovia y de Madrid. Dirijo un pensamiento especial a la fundación Dispensario Santa Marta en el Vaticano: a los padres con sus hijos, a los voluntarios y a las Hermanas Hijas de la Caridad; ¡gracias por su testimonio de solidaridad y de acogida! Saludo también a los miembros del Movimiento de los Focolares junto a amigos de algunas comunidades islámicas. Vayan hacia adelante, vayan hacia adelante con valentía en su camino de diálogo y de fraternidad, porque ¡todos somos hijos de Dios!
A todos un cordial deseo de buen domingo y buen almuerzo. No se olviden, por favor, de rezar por mí. ¡Hasta la vista!