Concluye la primera parte del IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares con un diálogo abierto sobre los dilemas de la humanidad, cuyo documento final será entregado en septiembre al papa Francisco.
Durante algo más de 3 horas, más de doscientos delegados y delegadas de movimientos populares de América, Europa, Asia y África en representación de una diversidad de trabajadores humildes, precarizados y excluidos de 54 países; trabajadores rurales sin tierra; y trabajadores y sus familias sin techo, de barrios populares y villas; trabajadores cristianos de diversos oficios que además de sufrir las injusticias de este sistema luchan contra ellas, en el anhelo compartido de un planeta que asegure tierra, techo y trabajo para todos y en todo lugar. En esta primera parte del encuentro, una forma práctica de construir cultura del encuentro y caminar juntos, han dialogado sobre el impacto de la pandemia y de los dilemas que, desde la perspectiva de los movimientos populares, hoy tiene la humanidad.
También han participado el cardenal Peter Turkson, prefecto del dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral; el cardenal Michael Czerny, subsecretario del mismo dicasterio; Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, junto con una delegación de miembros del Vaticano.
Gloria Morales, trabajadora norteamericana, ha sido la responsable de abrir y dinamizar este “espacio de suma importancia, para dialogar juntos sobre soluciones a los dilemas de la humanidad, ante la falta de tierra, techo y trabajo, para construir un mundo nuevo”. Un debate que “será integrado en un documento que se entregará al papa Francisco”.
Protagonizar el cambio y responder desde la solidaridad
Seguidamente, ha intervenido el cardenal Peter Turkson, realizando un recorrido de los tres encuentros anteriores “que nos hacen avanzar hacia adelante” haciendo hincapié en la necesidad de protagonizar los procesos de cambio, desde los derechos sagrados a tierra, techo y trabajo para todos, “que ahora son universales”, permiten superar las injusticias y responder a los problemas mundiales con el protagonismo de los movimientos populares.
“Esta reunión es fuente para los protagonistas del cambio, de quienes están en contacto directo con los que sufren las injusticias y sufren las desigualdades. Las personas pobres nos emplazan a resolver los problemas de desigualdad” que comienzan por cada uno de nosotros. La conversión integral de cada persona, la lucha comunitaria contra las injusticias “cambiará las estructuras de la sociedad”.
“Los desafíos no se pueden resolver por un grupo o de forma individual, las estructuras del mal se responden con solidaridad”, que penetra en la vida de las personas de las periferias y que en ese empeño está el papa Francisco, que necesita “coraje, compasión y tenacidad, sin violencia”. Proponiendo como método para llevar esta lucha “la cultura del encuentro” cultivando y promoviendo “la agenda común que tenemos”. Revitalizando la propia democracia que la estructura económica ha atrofiado, “para movernos hacia un mundo de justicia e igualdad y fortalecer estructuras más justas”, ha concluido.
Nuestra entrega es necesaria: No nos dejemos robar la dignidad
Charo Castelló del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC-HOAC España) ha realizado un breve recorrido del proceso de diálogo con el papa Francisco, que se ha desarrollado “en cada uno de nuestros pueblos, países y continentes, hemos seguido con nuestro ‘método’, que es tan importante como el fin, ver la realidad de nuestros hermanos y hermanas, sentir el sufrimiento, acompañar el trabajo cotidiano las esperanzas y las luchas por la supervivencia; discernir a la luz de los grandes valores y principios éticos y cristianos de las aportaciones que el papa Francisco nos comparte y desde ahí desarrollar acciones organizadas y populares en consonancia con este programa de las tres T”, ha señalado.
En este recorrido Castelló ha emplazado a “tener una mirada crítica que nos posibilite seguir en el compromiso organizado, defendiendo una tierra, un techo y un trabajo digno”. Las preguntas que pueden ayudar a tener esa mirada crítica pensando en “cuánto hemos avanzado en ser protagonistas en la acción sociopolítica” que permita construir más democracia. “Cuánto y cómo hemos acompañado a nuestros hermanos y hermanas más empobrecidos; inmigrantes y desplazados”. “Cuanto y como hemos protegido con nuestros estilos de vida y nuestras propuestas a la madre tierra” ha emplazado. Castelló ha finalizado su intervención a seguir con nuestra entrega “para realizar este cambio de paradigma económico, político, cultural… porque sabemos que las cosas pueden cambiar. Porque somos hermanos y hermanas, ¡¡no nos dejemos robar la dignidad!!”, ha exhortado.
Escúchennos
Por su parte, Sonia Fadrigo de Slum Dwellers International (SDI- Filipinas), un movimiento de base de personas que viven en asentamientos informales, ha intervenido para plantear algunos desafíos esenciales para los trabajadores más pobres, como son “el acceso a los servicios básicos, como la vivienda, el agua, el saneamiento, el impacto del cambio climático y ahora la pandemia de covid-19” que están siendo respondidos con una actitud comprometida, desde la solidaridad y el cuidado “entre pares”. En este sentido, ha señalado las luchas que están desarrollando con gobiernos, autoridades, etc, para la búsqueda de soluciones y protagonizar los cambios “con nosotros y no para nosotros”.
Defender las enseñanzas de Francisco
Juan Grabois del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE-UTEP Argentina) ha realizado una intervención, pivotando en dos partes. De un lado, denunciando la situación socioambiental y económica, de la que advierte que de igual forma que cuando se agrede a la naturaleza, esto “tiene consecuencias, la exclusión social también las tendrá”. En este sentido, ha desgranado las enormes desigualdades existentes y ha ha insistido en “reafirmar nuestras propuestas y las lecciones de Francisco” comenzando con las tres banderas compartidas: tierra, techo y trabajo, “y a cada una corresponde una misión: cuando hablamos de tierra tenemos que hablar de una reforma agraria, cuando hablamos de techo tenemos que pensar en una profunda reforma humana (donde vamos a vivir las personas de acuerdo a un criterio humano), cuando hablamos de trabajo necesitamos desarrollar una economía popular y social”.
Grabois ha recordado la petición de Francisco para “unir a nuestros pueblos, poner a la economía al servicio de los pueblos y defender a la madre tierra”. En este sentido, advierte que “la cobardía en esta defensa es un pecado grave”. Además, ha recordado los riesgos en esta misión para los militantes populares “no nos tenemos que encorsetar en nuestros proyectos, sino también con una visión política de transformación a nivel masivo. El otro riesgo es el de la corrupción, sobre todo cuando accedemos a cuestiones de poder, no caer en esas tentaciones” perdiendo el contacto con la realidad. “No hay que perder la relación con la pelea por la tierra, el techo y el trabajo”, ha dicho.
Finalmente, ha realizado una autocrítica al reconocer cierta tibieza en la extensión y difusión de “las enseñanzas de Francisco” y en ese hilo, ha criticado a “la Iglesia que ha renegado y domesticado las enseñanzas de Francisco. Nosotros no tengamos esa tibieza”, ha concluido.
Pensar comunitariamente una alternativa a los dilemas actuales
El encuentro ha continuado con la intervención de Joao Pedro Stédile del Movimiento Sin Tierra (MST-LVC Brasil) quien ha manifestado su solidaridad con todos los pueblos en lucha, especialmente el de Haití y Palestina, y recordando a los miles de personas, de militantes que han fallecido por la pandemia.
Stédile ha presentado el debate sobre Los dilemas de la Humanidad que posteriormente se ha debatido en grupos de trabajo, recordado la crisis mundial que sigue provocando este sistema económico “organizado solo para la ganancia y no para la vida”. El capitalismo “no produce ni organiza la economía para solucionar las necesidades del pueblo”; promueve “el egoísmo y el consumismo”. Frente a esta realidad que hace sufrir a las personas, a los pueblos y al planeta, los movimientos populares están emplazados “a pensar cómo salir de la crisis a través de los dilemas de la humanidad, con una salida que supere al capitalismo” que ya no se aguanta.
Este pensamiento colectivo que dialogamos en este encuentro debe favorecer “un programa, una salida” sobre los cambios que deben realizarse. En este sentido, ha señalado que los cambios están en relación con el “buen vivir, salvar a la naturaleza, a la madre tierra, defenderla como un bien común” e impidiendo cualquier agresión. El método que ha sugerido para su diálogo es actuar cultivando “la solidaridad” como práctica de la igualdad social. El proceso de cambio, aun siendo difícil vendrá “del pueblo organizado. Los cambios siempre fueron frutos de la lucha del pueblo”, ha subrayado.
En septiembre, II parte del IV Encuentro
Gloria Morales, ha explicado el calendario y procedimiento de aportaciones al documento final que ha sido debatido en los grupos de trabajo. Este documento de dilemas de la humanidad, reflexión colectiva de los movimientos populares, se entregará al papa Francisco en la segunda quincena de septiembre. En esta segunda parte del encuentro, se compartirá también un vídeo con las acciones de los movimientos populares durante los momentos más duros de la pandemia. El encuentro ha finalizado con una canción realizada por Rose Molokoane, juntos, podremos.