Foto: Cop 21

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Los tres pilares del Papa Francisco para los Cambios Climáticos:“Aliviar los impactos del cambio climático, lucha contra la pobreza, hacer prosperar dignidad humana”

Somos una sola familia humana y que no hay lugar para la llamada globalización de la indiferencia”.

El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, intervino este lunes por la tarde en la Cumbre del Clima de París, conocida como COP21, que tiene lugar del 30 de noviembre al 11 de diciembre.

El texto completo

En nombre del Papa Francisco, Dirijo un cordial saludo a todos vosotros, junto con su ánimo sincero de trabajar duro para lograr un resultado fructífero de esta COP-21.

El pasado jueves, 26 de noviembre, durante su discurso en el Centro de las Naciones Unidas en Nairobi, el Santo Padre ha hecho muchas referencias a la COP-21, con la esperanza de que se pueda concluir con la adopción de un acuerdo global y «transformador», basado en los principios de la solidaridad, la justicia, la equidad y la participación, se centre en la consecución de tres objetivos complejos e interdependientes: paliar los efectos del cambio climático, la lucha contra la pobreza, favorecer el prosperar la dignidad de la persona humana. Sería trágico, agregó, que los intereses especiales prevalecen sobre el bien común, y lleven sobre todo a manipular la información.

Un acuerdo global y transformador debería anclar sus cimientos en tres pilares.

El primer pilar es la adopción de una orientación ética clara, inspirando a los motivos y los efectos del Acuerdo de implementar. Sabemos que las personas más vulnerables al impacto del fenómeno del cambio climático son las generaciones más pobres y futuras, que sufrirán las consecuencias más graves, a menudo sin ser responsable. También hay que señalar que este fenómeno no tiene fronteras ni barreras o las políticas sociales que nos permiten aislarnos; Refuerza en nosotros la conciencia de que somos una sola familia humana y que no hay lugar para la llamada globalización de la indiferencia. Ante la urgencia de una situación que requiere la cooperación más amplia posible para lograr un plan común, es importante que este acuerdo se centre en el reconocimiento tanto del imperativo ético de actuar en un contexto de solidaridad global, tanto de la responsabilidad comunes pero diferenciadas de cada uno, de acuerdo a sus capacidades y condiciones.

El segundo pilar se refiere al hecho de que el Acuerdo no sólo debe buscar la manera de ponerlo en práctica, pero también y sobre todo para transmitir señales claras para guiar la conducta de todos los agentes pertinentes para comunicarse por los gobiernos, sino también las autoridades locales, el mundo de los negocios, la comunidad científica y la sociedad civil. Comportamientos que pretenden alcanzar estos tres objetivos establecidos por el Santo Padre. Esto requiere tomar con convicción el camino hacia un bajo contenido de carbono y de un desarrollo humano integral. La dinámica de este proceso dependerá de cómo todos estos actores participarán y colaborarán en esta tarea, donde hay muchas posibilidades de utilizar el ingenio humano capaz de florecer a la dignidad humana. En esta perspectiva, los países con más recursos y capacidad deben predicar con el ejemplo, llevando recursos a los países en la necesidad de promover políticas y programas de desarrollo sostenible. Me refiero a la promoción de la energía renovable y la desmaterialización, así como el desarrollo de la eficiencia energética; o para el manejo adecuado de los bosques, el transporte y los residuos; el desarrollo de un patrón circular de la economía; implementación de programas adecuados, la seguridad alimentaria sostenible y diversificada y la lucha contra el despilfarro de alimentos; las estrategias para combatir la especulación y los subsidios ineficaces ya veces injustas; el desarrollo y la transferencia de tecnologías apropiadas. Son todos los aspectos que la aplicación efectiva deberia estar guiada por el nuevo acuerdo.

El tercer pilar es la visión del futuro. COP-21 no es ni un momento de llegada, ni un punto de partida, pero un paso crucial en un proceso que sin duda no termina en 2015. Un acuerdo con una perspectiva temporal amplia debe incluir procesos de revisión, compromisos y «seguimiento» transparente, eficiente y dinámica, capaz de aumentar gradualmente el nivel de ambición y garantizar un control adecuado. Asimismo, se debe considerar seriamente la implementación de modelos de producción y consumo sostenibles y nuevas actitudes y estilos de vida. Aquí se introducen los campos clave de la educación y la formación, por desgracia, a veces ponemos el margen de las negociaciones sobre los acuerdos internacionales. Las soluciones técnicas son necesarias pero no suficientes si no entramos en los méritos de la educación para estilos de vida sostenibles y una conciencia responsable. El modo de vida actual, con su cultura del descarte es insostenible y debe tener cabida en nuestro modelo de la educación y el desarrollo. Se trata de «un gran desafío cultural, espiritual y educativa implican largos procesos de regeneración» (Alabado sea ‘no. 202).

El Santo Padre nos alienta a todos, a que la COP21 se concluya con la adopción de un acuerdo global y transformador, que tenga una orientación ética clara, que envía señales fuertes a todos los grupos de interés y que pueda adoptar una visión a largo plazo consistente con el logro de esos tres objetivos: aliviar los impactos del cambio climático, la lucha contra la pobreza, hacer prosperar dignidad humana.

Gracias!

Traducción redacción EMMP