Fuente: Radio Vaticana
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Papa Francisco: «La violencia en nombre de Dios no es moderna, es antigua… es antigua. Con reconocimiento histórico los cristianos a veces la hemos practicado. Cuando pienso en la guerra de los 30 años por ejemplo, era violencia en nombre de Dios. Hoy es inimaginable, ¿verdad? Así que llegamos a veces por la religión a contradicciones muy serias, muy graves.
El fundamentalismo hoy… las tres religiones tenemos nuestros grupos fundamentalistas, pequeños en relación a todo el resto; pero la estructura mental de un grupo fundamentalista, aunque no mate a nadie, aunque no le pegue a nadie; es violencia en nombre de Dios, es violenta».
Un doble atentado suicida perpetrado por el autoproclamado Estado Islámico en los suburbios de Beirut, Líbano, el pasado jueves 12 de noviembre; causó la muerte de al menos 50 personas y dejó decenas de heridos graves. Este hecho lamentable no se dio a conocer en los principales medios de comunicación internacional hasta que tuvo lugar otro trágico atentado, el de París, donde también a manos de un grupo terroriste de la misma organización murieron 129 personas y 350 resultaron heridas. Como respuesta a este atentado, al día siguiente Francia bombardeó los supuestos centros de adiestramiento de los terroristas en Siria. La violencia, el odio y la radicalidad de estos trágicos ataques, han conmocionado a la comunidad internacional, creando un ambiente de miedo e incertidumbre.
Ante este panorama de guerra y desolación, el Papa Francisco ha realizado un llamamiento de Paz y de oración situándonos en el umbral del Año de la Misericordia, que comenzará este próximo 8 de diciembre, y donde se hace más necesario que nunca la búsqueda de la misericordia de Dios.
Papa Francisco: «O sea, el saludo que judíos, islámicos y cristianos nos damos, es un saludo de aliento, un saludo de cercanía. Los judíos dicen «shalom», los islámicos dicen «salam»; nosotros los cristianos decimos decimos a veces «paz, ¿cómo te va?, buenos días»… cosas de cercanía. El saludo del fundamentalista es ver dónde te puedo pegar, al menos ideológicamente. No es un saludo que acerque. El fundamentalismo defiende, es una contradicción».
El Santo Padre insiste en que la Iglesia debe tener las «puertas abiertas» y evitar «blindarse» de cara a los «tiempos difíciles» por los que pasa el mundo, tras los recientes atentados terroristas. «Abramos nuestras puertas y salgamos para ir al encuentro de los otros: algunos están frente a nuestras puertas y quizá no tienen el coraje ni la fuerza de tocar».
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